Desc: La flor descolorida: Dirigida por Ivan Abramson. Con Marguerite Snow, Rose Coghlan, Arthur Donaldson, Alma Hanlon. El anciano millonario viudo Wilbur Mason, padre de la única hija Anne, le propone matrimonio a su taquígrafa Lillian Hill, quien lo acepta porque declara que dedicará su fortuna a restaurar la vista de su madre ciega. En presencia del dramaturgo Henry Parker, Lillian le presenta a Mason a su madre como su futuro marido. Parker, que se cree enamorado de Lillian, imagina que tiene el corazón roto. Después de la luna de miel de los Mason, Mason contrató a un renombrado especialista cuya operación a la Sra. Hill no tuvo éxito. Lillian ahora se da cuenta con tristeza de que su sacrificio fue en vano y se vuelve fría con Mason. Dos años más tarde, Lillian y Anne conocen a Parker, de cuyo gran éxito han leído. Parker y Anne se enamoran; Por sugerencia de Anne, Lillian lo invita a visitarlos. Lo hace, con la esperanza de ver a Anne, pero encuentra a Lillian sola. Ella le regala una rosa de entre las que Mason le arrancó esa mañana porque sabía que ella las amaba. Mason, invisible, ve este gesto y concluye que el amor de Lillian por Parker es la causa de su indiferencia hacia él. Su rabia de celos se vuelve ingobernable y hace notar su presencia y ordena a Parker que salga de la casa después de arrancarle del abrigo a este último la rosa que le regaló Lillian. A partir de entonces, Mason acusa repetidamente a Lillian de serle falsa y estar enamorada de Parker. Parker conoce a Anne y la acompaña hasta la puerta de su casa, donde ella lo deja. Mason, al descubrirlo allí solo, cree que Parker ha conocido clandestinamente a Lillian, a quien más tarde reprende y vuelve a arrojarle la rosa. Lillian, como resultado de las acusaciones de Mason, queda afligida y enferma. Abatida, deja la casa de su marido y regresa con su madre, donde se desvanece como rosas con los vientos otoñales. La Sra. Hill, temiendo por la vida de su hija, acude a Mason, quien se siente conmovido por su atractivo angustiado y desconsolado. La acompaña, arrepentido y arrepentido, hasta la cama de Lillian, donde llega a tiempo para recibir con su aliento espirado el perdón que le pide y escuchar al médico declararla muerta. Enloquecido por la pena, sin apenas escuchar las palabras del médico, Mason está a punto de levantar la colcha que cubre la cara de Lillian cuando sufre parálisis. Más tarde, en su casa, llora en secreto al ver la rosa ahora marchita que para él se ha convertido en un símbolo de Lillian. Arrepintiéndose de su error, le pide a Anne que llame a Parker y consiente en casarse. Atormentado por su conciencia, el abrumador dolor de Mason no le permite descansar, y se dirige en plena noche al lugar de enterramiento de Lillian, llevando consigo las rosas que ella tanto amó en vida, que coloca tiernamente sobre su polvo. "Lillian, mi flor marchita", grita, "moriste mártir de mis celos infundados. Que tu alma encuentre la paz en el Reino de los Cielos".."